14 de junio de 2007

Symphony X en El Teatro, 13.06.2007

Si pasan por Rivadavia al 7800 van a poder ver el cráter que dejó anoche una detonación nuclear que hubo el 13 de junio a eso de las 21.40. Con el ex-Teatro Fénix colmado, los neoyorquinos Symphony X dieron un concierto arrasador en su primera aparición ante el público argentino. El setlist estuvo centrado en los tres últimos discos de la banda (V - The New Mythology Suite, The Odyssey y Paradise Lost, el que están presentando actualmente). Los temas nuevos sonaron muy bien y dejaron con ganas de más, y los clásicos demostraron por qué tanta gente ansiaba por tanto tiempo poder ver a Symphony X en Argentina.

La banda no sonó prolija: prolijísima e hiper-profesional. Sin lugar a dudas, el favorito del público es el impresionante guitarrista Michael Romeo (apodado cariñosamente como "El Gordo"). Se lo notaba de buen humor y en un momento en que hubo un problema técnico con la batería se hizo cargo de un breve segmento solista que volvió loco al público.

Para mí (sin sorpresas) la figura de la noche fue el vocalista Russell Allen. No sólo es dueño de una de las mejores voces hardrockeras hoy en día (no por nada el dúo con Jorn Lande es para mí un sueño hecho realidad), sino que es un showman excepcional. Se dirigió al público en un limitado pero efectivo castellano y fue el encargado exclusivo de la relación directa con la audiencia. En las partes en que el público coreaba algunos segmentos orquestales, Allen actuaba como "director de coro" y el feedback era impresionante. Un manejo de la escena como muy pocos.

A la hora de presentar el material de Paradise Lost, Allen preguntó si el público quería escuchar algo del nuevo disco "si es que ya no se lo habían bajado". La respuesta del público y el conocimiento de los temas mostró que en gran parte era así. Allen agregó a continuación que "si lo bajaron y les gustó, compren la puta cosa para que así podamos venir a Buenos Aires por segunda vez". Ojalá así sea.

El baterista Jason Rullo estaba casi oculto desde mi perspectiva, ya que la batería estaba ubicada en una tarima a casi un metro por sobre la izquierda del escenario. Tuvo un par de mini-solos muy bien recibidos y durante los segmentos orquestales de 'The Odyssey' hizo de director de orquesta marcando el tempo con los palillos como batuta. A la derecha, y también elevado casi un metro estaba el tecladista Michael Pinnella. Tuvo muy buenas intervenciones en los solos y me gustó el aporte de las partes de piano y orquestales, aunque me sorprendió especialmente en los coros (en los que también participaron Romeo y el bajista Mike LePond).

Y hablando de LePond, ¡cómo sonó!. Hacia el final del show participó en un duelo con Romeo que llevó inevitablemente al clásico 'Sea Of Lies', que derrumbó al teatro. Con eso la banda se "despidió" y tras una larga pausa, volvieron al escenario para terminar el concierto con sólo un tema más: ese monstruo épico que es 'The Odyssey' (con reemplazo de parte de Allen de la mención a Ítaca por Buenos Aires), un final apoteótico para un concierto que va a estar sin dudas (sin EMHO ;-) entre los destacados de este año.

Setlist (en orden aproximado):

Of Sins And Shadows, Domination, Evolution, Communion & The Oracle, Set The World On Fire, Inferno, Serpent's Kiss, Smoke & Mirrors, King Of Terrors, Sea Of Lies y The Odyssey.


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